Quiero instalar un SSD [Primera parte]


Cada vez son más los usuarios que quieren reemplazar su disco duro por un nuevo SSD.
Y no van mal encaminados, el rendimiento de un SSD respecto a un disco duro normal es espectacular.
De tardar más de un minuto en que el ordenador esté listo para trabajar a pasar a unos poco segundos.
De abrir una aplicación en quince o veinte segundos a tenerla abierta en dos o tres segundos…

Pero enseguida a quien quiere tomar tal decisión se le amontonan las preguntas
¿Que capacidad?
¿Un disco SSD sólo o un SSD y uno normal?
¿Los discos SSD se gastan y tienen vida limitada?
¿Qué es eso del TRIM?
¿Y el ATIME?

Primero vamos a dar un repaso para entender, explicado para gente normal, cómo funciona un SSD.

Al contrario que en un disco duro estándar, en el SSD no hay partes móviles, todo es pura electrónica.
Pero también al contrario que un disco duro normal que permite grabar y borrar la información tantas veces como se desee, en un SSD hay un limite en ello, concretamente en la cantidad de veces que se pueden escribir datos en el mismo. Llegado a ese limite el disco ya no sirve.
Para ser más preciso, el SSD esta formado por celdas donde se graban los bits, cada celda tiene un número finito de grabaciones y cuando se llega a ese número, la celda ya no sirve y se anula.
Y ahora ya tenemos el primer parámetro que tenemos que conocer de un SSD y que depende de la tecnología empleada en su construcción (tipos de celdas), además de su capacidad. Es la resistencia o aguante
Este parámetro se denomina la Endurance (resistencia o aguante) en GB por día.
El problema es que los fabricantes de SSD no acostumbran a facilitar ese dato en sus hojas de características.
El segundo parámetro que depende de la tecnología de fabricación es el numero máximo de grabaciones que soporta cada celda.
Hay tres tipos de celda, las mencionaremos pero no nos extenderemos en cuestiones técnicas, sólo un dato que es el que nos importa: el número de grabaciones que permiten antes de que ya no se puedan grabar mas datos y que den en estado de sólo lectura, de mayor a menor precio son:

SLC (Single level cell o celda de nivel simple) guardan un bit por celda.
MLC (Multi Level Cell o celda de nivel multiple) guardan dos bits por celda.
TLC (Triple Level Cell, o celda de nivel triple) guardan tres bits por celda.

Los SLC pueden llegar a soportar hasta 100.000 operaciones de borrado/escritura antes que comiencen a morirse y quien de solo lectura.
Los MLC, dependiendo de la tecnología de fabricación del chip van desde 3.000 (tecnologia 2 nanometros) hasta 10.000 borrados (tecnologia 5 nanometros). 5.000 borrados para los de 3 nanometros
Los TLC, también dependiendo de la tecnología de fabricación van desde los 750 ciclos de borrado (2 nanometros) hasta los 2.500 (5 nanometros) pasando por los 1.250 borrado para los de 3 nanometros.

Ahora tengamos en cuenta que en los SSD y con el fin de ir gastando las celdas por igual, los datos se van grabando repartidos por tanto a mayor capacidad del SSD, mayor duración tendrá ya que hay más espacio donde repartir las escrituras.

Un ejemplo típico es 50 GB por día que muchos SSD dicen tener. Pongamos un disco de 256 GB de los baratos si tenemos en cuenta que usa celdas MLC y chips TLC de 2 nanometros, ese disco está predestinado a morir en:
256GB x 750 ciclos / 50 GB_diarios / 365 días = 10,5 años
Pero no nos pongamos contentos, 50 GB diarios de grabación parecen muchos pero no son tantos.
Teniendo en cuenta que el propio sistema operativo está siempre grabando cosas en el disco (entre otras la memoria virtual) y que el usuario puede estar manejando archivos de gran tamaño (sobre todo si se dedica a fotos de mucho peso y/o videos, al final la realidad es que con el ejemplo de disco de arriba un usuario normal puede estar grabando en el disco hasta 100 GB diarios con los que el SSD le puede durar unos 5 años, que es la duración que prevén los fabricantes ya que, por lo visto, es el ciclo de duración de un equipo y se supone que el usuario cambiará el equipo entero antes de que se le muera el disco SSD.

En internet se pueden localizar diversas aplicaciones que determinan cuanta vida le queda a un SSD en función de lo que lleva escrito.
Por ejemplo SSD Health que está disponible para Mac OS y Windows:
http://ssdhealth.com
O Smartmontools, gratuita, para Linux y Windows (y Mac para usuarios Ninja) :
http://www.smartmontools.org/wiki/Download

Con lo dicho hasta ahora ya disponemos de conocimiento de causa para elegir el disco más adecuado, sólo tenemos que informarnos de GB por día, tipo de celdas que usa y… Por supuesto, cuando queremos gastar.

Así que con los datos anteriores, vamos a ver que soluciones tenemos a la hora de “SSDizar” nuestro ordenador.

A.- Sustituir el disco duro por un SSD
B.- Usar dos unidades, un SSD y un disco duro

Dejando de lado la tercera opción que es exclusiva de Apple y que se llama “Fusion Drive” y que lo que hace es unir un disco normal y un SSD de forma que lo mas usado queda depositado en el SSD y las cosas a las que se accede menos se quedan en el disco duro.
De hecho Seagate y WD hace tiempo que emplea una tecnología similar con sus discos híbridos Momentum y WD con sus WD Black SSHD en los que, al igual que los Fusion de Apple, van almacenando en la unidad SSD los datos que se leen del disco duro y en la próxima lectura si la información está en el SSD ya no se accede al disco y el resultado es un acceso mucho más rápido, aparte que si no es necesario acceder al disco duro, éste está en reposo sin calentarse ni consumir energía.

Hecho el paréntesis, vamos a centrarnos en las opciones A y B, que son validas lo mismo para Mac, Windows o linux y también, aunque no menos importante, que no soy muy partidario de la “hibridez” sea con discos híbridos o con discos fusionados de Apple. El porqué no me agradan quizás si dispongo de tiempo los escribiré en un post futuro.

Continuará…