Alberto Lozano es mi hacker preferido. 59 años. Toda la vida a su bola. Cuenta parte de ella en https://www.lozano.net, desde que a los 5 quiso construir una bomba atómica. Nos vemos en su tradicional “Calçotada”, un picnic lleno de maqueros con cacharros plateados, donde se comen cebollas asadas bañadas en salsa. No, no hay pastel de manzana.
Desde el pasado martes 28 de febrero ya podemos disfrutar en Osona de los canales autonómicos en formato digital TDT. Por tanto, la oferta televisiva aquí se amplia en dos nuevos canales en catalán y que son: el Canal 300 i el canal de noticias 324.
El año pasado, Jonathan Swartz, presidente de Sun Microsystems, escrib`ó un artículo en su web titulado “The World changes this week” (El mundo cambia esta semana). En este artículo reflexionaba acerca de como hace unos años comprábamos el software: en una caja de cartón con veinte o treinta diskettes y un manual de usuario. Y todo había que pagarlo antes de usarlo. También decía Swartz que todo eso había cambiado y que ya no iba a hacer falta volver a comprar sistemas operativos.
Si nos remitimos a la historia de la electrónica doméstica y concretamente en su vertiente de entrenimiento y comunicaciones, podemos comenzar allá por 1925 que fue cuando Phillips, entre otros fabricantes, introdujo los primeros receptores de radio. La radio fue la reina del salón hasta cerca de los sesenta que fue más o menos cuando la televisión se empezó a popularizar en nuestras casas desvancando a la radio. Veinte años más tarde, allá por los ochenta, al televisor le salieron ciertos complementos, como por ejemplo, el video. Enseguida las minicadenas musicales empezaron a bajar de precio y se hicieron con un hueco en el salón.
La semana pasada vimos cómo podíamos comprar música a muy buen precio en la tienda de MagnaTunes. Ahora veremos cómo se puede conseguir la música hasta gratis sin dejar de ser legal.
Desde que en 1995 Pierre Omidyar fundó el sitio de subastas en Internet eBay hasta ahora, esta compañía se ha convertido en el más importante y prácticamente en el único centro de subastas entre particulares de Internet. Tanto es así que la fortuna de Omidyar se calcula en unos ocho mil millones de dólares y dedica todo su tiempo junto a su mujer Pam a obras filantrópicas.
Muchos de ustedes se preguntarán cómo una productora de cine fue capaz de averiguar que una persona se estaba bajando a su casa de forma ilegal una película.
Todos conocemos las historias de los cibermillonarios, aquéllas personas que montaron alguna cosa en los principios de Internet en plan hobby y al cabo de unos meses o bien vinieron multinacionales y se las compraron por miles de millones como sin ir más lejos el portal de Terra, o bien crecieron de forma fulminante y espectacular alcanzando sus empresas por sí solas valores de también miles de millones. Naturalmente, en el camino quedaron muchos que no se hicieron millonarios en abosoluto, como el que suscribe e incluso otros que hasta se arruinaron, pero los medios de comunicación dieron toda su publicidad a los cibermillonarios lo cual les ayudó a ser aún más millonarios si cabe.
No es broma. En mi trabajo como consultor me encuentro muchas veces haciendo de bombero para apagar los fuegos que han encendido algún que otro sobrino y algún que otro hijo de vecino.
Días atrás hablábamos de la Wikipedia y del concepto “wiki” que permite crear una obra en la que todo el mundo puede colaborar y corregir. Comentábamos también que contra todo pronóstico los resultados eran asombrosos y un libro en el que todo el mundo puede escribir y corregir al final acaba teniendo un contenido extremadamente preciso.