VICTIMAS FACILES DEL CORREO NO DESEADO

Ya no queda casi nadie en el mundo que no reciba mensajes de propaganda que le inviten a comprar medicinas, software de ordenador a unos precios increibles o, incluso, proponiéndonos alargar nuestro pene aunque quien reciba el mensaje se llame Mª Dolores y lo único que quiere alargar es su nómina para llegar a final de mes.

Todas las personas que me comentan este tema siempre me hacen la misma pregunta: ¿cómo se han enterado de mi dirección de correo electrónico?.

Las personas que se dedican a capturar direcciones válidas de correo electrónico disponen de grandes dosis de ingenio y de medios ya que la venta de bases de datos con direcciones de correo electrónico es un negocio muy lucrativo ya que, aunque nos parezca lo contrario, son muchas las personas que responden esos mensajes y que, incluso, gastan su dinero en los productos anunciados. Cosa por otra parte muy peligrosa ya que la mayoría de las veces el software suele ser ilegal, la viagra no es auténtica y lo que se debía alargar suele, por lo contrario, encogerse.

Precisamente hoy he recibido un mensaje de un cliente que me comentaba que desde que habían inaugurado su nueva web todo el personal de la casa había comenzado a recibir grandes cantidades de correos no deseados.

Me consultaron tras haberlo comentado con el programador que les hizo su sistema web el cual les aseguró de que en ninguna parte de la web aparecía dirección alguna de correo electrónico del personal de la empresa y que todos los mensajes a dicho personal se realizaban rellenando formularios en los que tampoco aparecía en ningún momento el correo electrónico de la persona destinataria.

Con estos datos me puse a repasar su web y enseguida me encontré conque en una de las múltiples páginas que componen esa web hay una relación de todo el equipo que trabaja en la casa con sus nombre y apellidos y, tiene razón el programador, no aparece ni una sola dirección de correo electrónico. Como decía, lo que sucede es que cuando uno pincha en el nombre de la persona a la que desea enviarle un email se abre un formulario en el que se escribe lo que se desee y la persona recibe directamente ese texto.

Visto éso, parece un misterio el que alguien se haya podido hacer con todas las direcciones de correo electrónico de las personas cuyos nombres y apellidos aparecen en la web.

Sin embargo, me vi obligado a decirle a mi cliente que su programador había cometido un error de novato. He aquí como se lo expliqué.

La mayor parte de las direcciones de correo electrónico consisten en una combinación de nombre y apellido de la persona seguido de un símbolo de arroba “@” y el nombre del dominio en Internet de la empresa.

Por ejemplo, si una persona se llama Joan Turró y trabaja en Osona Comarca cuyo dominio en Internet es osonacomarca.com, lo normal es que opte por una de las direcciones siguientes: , , , , etc.

Como vemos, existen unas normas no escritas y universalmente aceptadas para construir las direcciones de email.

Las personas que se dedican a capturar direcciones de correo electrónico, utilizan un software robot (estos programas se llaman “bots»).

Los robots están equipados con diccionarios que contienen practicamente todos los nombres y apellidos de los idiomas más hablados.

El robot busca nombres de personas en las webs. Cuando los localiza compone las posibles variaciones entre nombre y apellido y dominio de la web de acuerdo a lo que he explicado antes. Seguidamente, les envia un mensaje de prueba a cada una de las direcciones compuestas, si el mensaje viene retornado, descarta esa dirección y al final le quedan en su memoria una tabla con direcciones absolutamente válidas ya que el mensaje de prueba ha llegado a ellas y no ha sido devuelto.

Todo ese proceso de búsqueda de nombres, deducción y solicitud de confirmación lo hace un robot en unas pocas milésimas de segundo (a veces ni una), con lo cual su rendimiento en lograr direcciones es excepcional.

Este que he explicado no es el único método que existe para conseguir direcciones de email. Hay más. Pero al menos y como precaución elemental procuremos que nuestro nombre y apellidos no aparezcan en ninguna página web ni mucho menos nuestra dirección real de correo electrónico. Y si no tiene más remedio que aparecer, que sea dentro de un gráfico para que el robot no lo pueda leer.

Publicado en O.C. el 10 de Febrero de 2006.