¿QUE TELEVISION ME COMPRO? (I)
Los televisores planos se están comprando compulsivamente atendiendo más al precio y al tamaño que a cualquier otra consideración. Realmente, la mayoría de las personas que comprarán un televisor lo buscan cuanto más grande y más barato, mejor. Sin tener en cuenta otras aspectos tanto o más importantes.
Es curioso ver los anuncios en la prensa en que nos ofrecen, por ejemplo, un televisor plano de 30″? por 1200€. Todo en letras bien grandes al lado de una foto del televisor. Algunos anunciantes hacen un derroche de información al poner que se trata de un televisor de plasma o TFT. Raro, raro es encontrarse con un anuncio que nos facilite más información. Y resulta que uo de los datos más importantes y hábilmente silenciados es la resolución. Y digo hábilmente silenciados puesto que la resolución influye de forma radical en el precio del aparato. La resolución es una de las características que hacen que podamos ver en una tienda dos televisores aparentemente iguales pero que uno es el doble de caro que el otro.
En los principios de la televisión y hasta muy recientemente las imágenes se mostraban en la pantalla mediante un tramado de 625 líneas horizontales. La televisión analógica no permite descomponer la imagen ni en más ni en menos que en columnas de 625 puntos. Las líneas verticales, por su parte, también están severamente limitadas en función de la calidad de la señal recibida y, por qué no decirlo, de la calidad de los componentes de un televisor. En realidad, una señal analógica PAL de muy excepcional calidad, tendría una resolución máxima de 352 líneas verticales por 288 líneas horizontales. El hecho que no sean 625 líneas horizontales uve por el hecho que cuando se inventó el PAL la tecnología no permitía transmitir la imagen con tanta velocidad y se tuvo que descomponer el cuadro en dos partes enviando primero las líneas pares y a continuación las líneas impares. El que nos da 576 líneas que son las de verdad visibles en la pantalla.
Pero desde la aparición de la televisión digital, que incluye satélite, la próxima TDT y los reproductores de DVD, las cosas han cambiado. Podemos estar viendo un programa de televisión normal en 625 líneas (no hace falta acercarse mucho a la pantalla para apreciar esas líneas) pero también podemos a continuación ver un programa con muchas más líneas. Siempre que el televisor lo permita, claro está. Esto es debido a que la señal que hay por ejemplo en un DVD es una información digital y comprimida y que en el momento de descomprimirse lo hace ajustándose a la resolución de la pantalla a la que está conectado el reproductor. Esta es la razón por la cual cuando reproducimos un DVD en un ordenador personal la imagen se ve con mucha más nitidez y definición que aen ell televisor. Desde luego, que si conectamos el reproductor de DVD a un televisor empleando una conexión analógica (vídeo compuesto) quedaremos limitados a las 625 líneas. Lo ideal es emplear conexiones de señales separadas como las denominadas RGB o VGA y que suelen estar presentes en los televisores de alta resolución.
Dejaremos para otro día la comparación entre varias tecnologías puesto que no todo se acaba con el plasma o el LCD (TFT). Hay otras tecnologías algunas emergentes y otras ya probadas que nos van a complicar todavía más le elección a la hora de comprar un televisor. Por ejemplo, como herederas de la tecnología CRT (la pantalla de tubo de rayos catódicos de toda la vida) tenemos la PLASMA, LCD, DLP, LCOS, RP LCD y RP CRT. Incluso podríamos dedicar un artículo separado a cada uno de las tecnologías. Si los lectores lo pedís, lo haré. Porque nos hacemos una idea en en cuanto a resoluciones actuales, una pantalla de plasma se fabrica hasta un máximo de 1366 líneas verticales por 768 horizontales (los modelos económicos sólo tienen 800 x 600), una LCD llega a 1280 x 1024 mientras que una D-ILA puede llegar hasta el 2048 x 1536 .
¿Adivinan cuál es la más cara?.
Publicado en O.C. el 15 de Julio de 2005