QUE NO TE ENGAÑEN CON LOS MONITORES


Viendo los anuncios sobre informática que vienen insertados a menudo en las publicaciones, lo menos que se puede pensar es que no hay nada tan sencillo como ir a la tienda y comprar el más barato de los que anuncian ya que, aparéntemente, todos los monitores de ordenador son iguales.

Pues no. Si nos fijamos, los anuncios suelen decir pocas más cosas que las pulgadas de la pantalla y el precio. Y se vuelve a dar aquí un caso parecido al que ya comentamos hace algún tiempo sobre los televisores planos.

Si miramos los anuncios podemos ver diferencias de precio de hasta cien euros o más para un monitor de 17”, por ejemplo. Y como el ser humano tiene una tendencia innata a pensar mal, lo primero que creemos es que las tiendas que venden monitores caros nos intentan estafar. Como vamos a ver ahora, las cosas no son tan sencillas.

En primer lugar, tenemos la calidad. Existen marcas desconocidas sobretodo en países asiáticos que compran materiales que no han pasado el control de calidad de las grandes marcas. Este material, en lugar de destruirse sirve para fabricar esos monitores tan baratos de marcas poco habituales. Y eso no solo se aplica a los monitores sino a prácticamente todo lo relacionado con la electrónica. Entre mis clientes, y con más frecuencia de la que cabría esperar, me encuentro con monitores de ordenador que justo han cumplido un año y ya están para tirar; imagen que vibra, cambios de color, líneas “muertas” en las que no aparece nada de imágen ó, simplemente, monitores que están absolutamente en negro sin dar signos de funcionamiento.

Además, la mayoría de las veces no podemos recurrir ni a la garantía ya que, el importador, una vez vendido el cupo ha desaparecido y no da soporte alguno. Y si tenemos la mala suerte de que se nos haya acabado la garantía aún cuando esa marca tenga servicio técnico, no nos van a reparar el monitor aduciendo que no hay piezas de recambio. Y que, en el caso de que las hubiera, la reparación sería tan cara que más vale comprar una pantalla nueva.

En segundo lugar y también lo habíamos comentado cuando hablamos de televisores está la resolución. A más resolución más precio. Pero es que en la mayoría de los anuncios no indican la resolución y al final no sabemos si el precio es justo o no.

Como norma general, no deberíamos de comprar monitores que tuvieran una resolución inferior a 1280 X 1024 pixels en el caso de los monitores de 17” y 19”. Y de 1024 X 768 para el caso de los monitores de 15” aunque éste último tamaño va siendo cada vez más difícil de conseguir puesto que ha sido reemplazado por el de 17” y, si se encuentran, no suelen ser más ecónomicos que los hermanos mayores.

En tercer lugar, tenemos la velocidad del monitor. Este parámetro nos indica cuál es el mínimo tiempo que le cuesta a un punto de la pantalla en pasar de negro a blanco y volver a negro. Este dato que parece una tontería tiene mayor importancia cuanto más cosas que se muevan rápido queramos ver en la pantalla. Por ejemplo, un monitor muy lento hará que al desplazar el cursor mediante el ratón deje una estela detrás que en vez de un cursor parece un cometa.

Si vamos a utilizar el ordenador para escribir textos, trabajar con hojas de cálculo y tareas similares, un monitor lento no nos molestará pero en el momento en que pasemos a funciones multimedia, como ver una animación de un juego o, simplemente, mirar una película en DVD ya vamos a necesitar un monitor rápido si no queremos acabar con la vista cansada de tanto forzarla para separar la imagen real de las estelas que deja.

Los monitores baratos tienen un tiempo de respuesta de una 25 milésimas de segundo. En general deberíamos evitar comprar monitores con un tiempo superior a 12 milésimas de segundo.

Pero aquí nos encontramos de nuevo con la picaresca. Hemos dicho que cuanto más rápido es un monitor, menos tiempo le cuesta que un punto pase de negro a blanco y regrese al negro. Pues, bien. Hay fabricantes que solo dan el tiempo que requiere un punto para pasar de negro a blanco o de blanco a negro, con lo cual, aparéntemente, sus monitores son más rápidos. Por tanto, a la horar de comprar un monitor y nos digan por ejemplo que tiene un tiempo de 12 milésimas de segundo pero resulta que se refieren sólo al paso de negro a blanco, en realidad nos están vendiendo un monitor de 24 milésimas de segundo, aproximadamente.

Seamos pues cuidadosos a la hora de comprar una pantalla de cristal líquido para ordenador ya que si somos impulsivos y compramos mal, podemos además de la salud de nuestro bolsillo, podemos alterar la de nuestros ojos e, incluso, la de nuestros nervios.

Publicado en O.C. el 24 de Febrero de 2006.