HEMOS CELEBRADO 55 AÑOS DE INFORMATICA
Fue la oficina del censo de Estados Unidos la primera entidad que usó un ordenador de aplicaciones generales. O sea, coincidiendo con la concepción que tenemos actualmente de la informática. El ordenador se llamaba Univac 1, que es el acrónimo de Computador Universal Automático, por sus siglas en inglés (Universal Automatic Computer).
En realidad no fue el primer ordenador del mundo de aplicaciones generales, ya que antes que el Univac, J. Presper Eckert y John Mauchly, padres del Univac, habían diseñado el Eniac que fue el primer ordenador electrónico de verdad, aunque no se comercializó.
De hecho, la historia de la informática comienza en Francia en 1642 cuando se construyó la primera máquina de calcular mecánica. En el año 1830, Charles Babbage estableció los principios de lo que sería la informática moderna. Incluso intentó fabricar el primer ordenador programable al que llamó “motor analítico”. Era un diseño basado en la mecánica y que nunca se llegó a acabar por falta de financiación.
En los años veinte ya existía la compañía IBM que proveía a los gobiernos de máquinas lectoras y clasificadoras de tarjetas perforadas. Podríamos decir que eran los rudimentos de lo que sería la informática. Pero no se les podía considerar realmente ordenadores.
Tal vez, el primer ordenador de verdad fue el ABC diseñado por John Atanasoff que era un ordenador capaz de resolver veintinueve ecuaciones simultáneas con veintinueve variables. Pero no sabía hacer otra cosa. Por eso, no se le puede considerar ordenador de uso general. Ya que sí, es una maravilla. Pero ¿quién va a querer una máquina que solo sabe resolver sistemas de veinte ecuaciones y ni siquiera es capaz de preparar una partida de Sudoku?.
Por eso hablamos de ordenadores de usos generales. Parece una redundancia ya que hoy en día todos los ordenadores son de usos generales, menos para curar los pies planos, sirven para casi todo. Pero por la historia de la informática vemos que ésto no siempre ha sido así. Volviendo a nuestro Univac, recordemos que es el heredero del Eniac.
El Eniac, no tenía nada de portátil. Su nombre venía de sus siglas en inglés “Electronic Numerical Integrater and Calculator” (Calculador e Integrador Numérico Electrónico). Costó quinientos mil dólares de los de 1946. Y estaba equipado con diecisiete mil lámparas y para programarlo había que poner en la secuencia deseada por el programa unos seis mil interruptores.
Se llegó a utilizar en el laboratorio de Los Alamos, donde se diseñó la primera bomba atómica.
Visto lo bien que funcionaba el Eniac, sus autores Eckert y Mauchly decidieron meterse en el mundo de la empresa y fundaron la Eckert-Mauchly Computer Corporation. Fueron tan malos empresarios como buenos ingenieros. Y la empresa la compró la Remington Rand pasando Eckert y Mauchly a trabajar nuevamente de ingenieros. Así es como la Remington fabricó y vendió el primer ordenador que se ha comercializado, tal como decíamos antes.
El Univac 1, tal como lo compró la oficina del censo americana, llevaba cinco mil doscientas lámparas y tenía una memoria de mil palabras de doce caracteres. Todavía no se había normalizado la definición de los bytes de ocho bits, tal como los conocemos ahora. Eso vendría a equivaler a unos 2K de una máquina actual. Nada que ver con los 1000K que tiene cada mega actualmente. Y, encima, el Univac no llevaba disco duro. Los 2000K era toda la meoria disponible. Trabajaba a una velocidad de 2MHz. Tampoco nada que ver con los 3000MHz de una máquina actual. Pesaba trece toneladas y ocupaba diez metros de largo y dos y medio de alto. Y hacía una multiplicación en dos milésimas de segundo.
Hoy en día, cincuenta y cinco años más tarde, cualquier Tamagochi o reloj de pulsera tiene mucha más potencia y capacidad que el Univac.
Publicado en O.C. el 16 de Junio de 2006.