Joia acetosis

Hace un tiempo, intercambiando comentarios por email con un dosctor amigo mío que es director de un centro investigación inmunobiológica me hizo el siguiente comentario sobre la dieta de Atkis:

Respecto a las dietas hay algo de confusión

La gracia de la dieta de Atkins es que al no ingerir carbohidratos desvia el metabolismo interno para generarlos a partir de proteinas y grasas. Los carbohidratos son absolutamente necesarios (el cerebro no tiene otra fuente de energia alternativa) y al verse el organismo forzado a generarlo endogenamente se generan como efecto secundario cuerpos cetónicos, una especie de residuo, que quitan el apetito porque dan nauseas.

Es por ello que el enfermo esta muy incomodo, pero tiene poco apetito.

Algo parecido pasa cuando bajo stress no comes (porque no tienes tiempo, catastrofes etc). Es algo fisiológico in extremis.

En dieta de Atkins no es necesario comer mucha carne, lo que hay que hacer es quitar los carbohidratos: feculas, harinas, dulces, y claro lo que si puedes comer son proteinas y lípidos. Pero puedes tomar ensaladas, porque la lechuga es agua y celulosa y nosotros no podemos digerir la célulosa (no somos rumiantes).

Pues en una cosa le tengo que dar la razón:

Efectivamente la cetosis es incómoda. Hoy ya lo he experimentado. He perdido apetito y eso no es lo malo, lo incómodo es un cierto sabor de boca que hace que lo que comes no sepa tan bueno, incluso algunas cosas repugnan.

Leyendo lo que dice mi amigo me ha hecho recordar algo que experimenté hace ya bastante tiempo.

Allá por 1985 padecí una importante infección en la boca por culpa de una muela. Fue un flemón galopante que me puso la cara como una sandía de un día para otro.

Me inyectaron antibióticos a montón pero no hubo manera de rebajarlo y los dentistas no querían hacer nada hasta que bajase el flemón.

El caso es que al cabo de un mes de buscar solución, acabé en manos de un cirujano que se encargó de eliminar mi flemón por la brava.

Como consecuencia estuve un mes sin apenas comer, solo calditos y cosas que no fuera necesario masticar.

Debí de entrar en cetosis ya que tengo el mismo recuerdo de sabor en la boca que ahora, recuerdo que había una cosa que de repente me comenzó a causar especial repugnancia, los quesitos triangulares. Los podía comer pero me daban nauseas. El caso que que aun hoy en día no soy capaz de comer uno de esos quesitos.

La parte buena de ese flemón fue que en un mes bajé de 115 a 95 Kilos.

Las mala fue que me dolían todas las articulaciones. Parece ser, según me dijeron los médicos, que la pérdida demasiado rápida de grasas produce un exceso de acido úrico en la sangre.

La peor es que no supe mantener esos 95 kilos( entonces no me preocupaba demasiado, hoy habría sido diferente) y en unos meses volví a los 115 que pesaba por aquella época.