HELVETICAS QUE NO SON SUIZAS

Digamos que es un virus muy selectivo porque tal y como he dicho sólo afecta las agencias de publicidad, medios de comunicación e imprentas y, además, no hay datos que permitan confirmar que hayan ordenadores infectados fuera de Osona. Este virus ataca a un sistema informático que si algo se le reconoce aparte de su gran estabilidad, es la inmunidad a los virus. Nos referimos a la plataforma Macintosh.

No obstante, a pesar de todo, hay muchos Macs en Osona infectados con el virus Helvética que no es un virus suizo. Curioso el virus, ¿no?. Aunque todo lo anterior parezca una broma, se trata de un asunto serio y que ha dado y continua dando muchos dolores de cabeza a las empresas afectadas. Dado el tipo de virus que es, es muy posible que hayan también PCs infectados con el mismo virus, puesto que y aunque no es más habitual, hay alguna imprenta que funciona contra corriente ya que emplea PCs en lugar de Macintosh. Y dada la característica de la Helvética igualmente puede poner a perder un trabajo hecho en PC. Revelamos ahora el virus y veremos también qué difícil es deshacerse de él una vez hayamos comprendido cómo funciona.

Ahora ya lo puedo decir: Helvètica no es un virus sino una tipografía tal y como puede ser la popular Arial, presente en todos los ordenadores hoy en día. Por cierto, y hablando de tipografía, permítanme hacer un inciso. Hay una generalizada tendencia a decir «fuentes? a los tipos de letra. Nunca he estado de acuerdo con esta traducción de la palabra utilizada en inglés que es «fonts?. Parece que un día alguien tradujo «fonts? como fuentes y se quedó tan ancho y encima se popularizó el término. Fonts es una palabra inglesa que viene del francés antiguo y la traducción de la cual sería fonerias o fundidos, lo cual es más comprensible puesto que originariamente los tipos de letra se realizaban con plomo fundido. Si, no obstante, seguimos todos con la manía de decir fuentes a los tipos de letra, también tendríamos que cambiar otras palabras afectadas. Por ejemplo, no diremos ya más «tipografía? sino «fontgrafía? en su lugar. Los catálogos tipográficos se dirán «catálogos fontgráficos?. Por cierto, que en catalán a los tipos de letras se les llama pólizas que es su nombre correcto en nuestro idioma aunque inmediatamente me surge la duda de si a la tipografía se la tiene que decir «pólizagrafia? en catalán.

Volvemos a nuestra Helvética. Por las pistas que le he seguido todo empezó alrededor de 1995 cuando a un estudio de publicidad de Vic, que por cierto ya no existe, se le corrompió el archivo de la tipografía Helvética. Como normalmente los estudios entregan a las imprentas los ficheros de las tipografías junto con el trabajo para asegurarse que lo que salga impreso es lo que ellos han diseñado, esta tipografía corrupta salió del estudio y empezó a viajar por las imprentas, medios de comunicación, agencias de publicidad, etc. quedando instalada prácticamente en todos los ordenadores de este tipo de negocios.

Cuando un fichero tipográfico está corrupto produce los más variados efectos y desperfectos desde dejar colgado al programa de edición hasta imprimir cosas incomprensibles. Y no hay manera de deshacerse de la Hevética corrupta, puesto que en el próximo trabajo que le llega a un estudio o a una agencia o a un medio, volverá a traer una copia del fichero maldito. Tal vez la única solución consistiría en prohibir el uso de la Helvética maldita durante unos años. A ver si así se perdía de una vez al cajón de los olvidos.

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Publicado en O.C. el 27 del Mayo de 2005.